Artículo publicado en Diario de Alcalá el 20 de diciembre de 2012
Voy a poner un ejemplo que explique un comportamiento muy español, y aclaro antes de nada que es sólo un ejemplo, ya que todos nos volvemos muy dignos cuando queremos. A raíz del euro por receta nace el debate, de nuevo, de cómo debería ser financiada nuestra sanidad, la misma que con sus 17.000 millones de déficit va a tener que ser pagada por nuestros hijos, y si no hacemos algo tal vez les toque el pastel a nuestros nietos.
Planteo el hecho del uso irresponsable que se hace en ocasiones en España de los servicios públicos por eso de que son "gratis" ya que su consumo no tiene un coste adicional para el ciudadano, pero sí produce un coste para las arcas públicas, es decir, para todos.
Para este ejemplo voy a recuperar dos conceptos económicos muy sencillos: Coste fijo y Coste variable. Imaginemos que vamos a un buffet libre en el que se paga una cantidad fija como entrada, pongamos 20€ (coste fijo) y se puede comer todo lo que se quiera. Normalmente, en cualquier restaurante no hay una "entrada" pero se paga por lo que se consume, pongamos 12€ el plato. Si añadimos bebida, postre y café llegamos a los 20€ (costes variables). El coste para el consumidor es el mismo, pero el método de pago es diferente. Ahora llega la pregunta; ¿en cuál de los dos casos se comerá más?
Evidentemente en el caso del buffet, porque cuando el coste variable (el de cada plato adicional) es cero, el consumo tiende a infinito, y nos ponemos como el quico. En el caso de las medicinas, no nos atiborraremos hasta que salte algún botón de la camisa, pero lo que sí ocurre es que no pensamos en si nos queda una caja de ibuprofeno en casa a medio gastar antes de comprar otra, y comportamientos similares.
Ante esto puede plantearse un cambio del modelo "buffet libre" actual a un modelo que nos haga pensarnos dos veces antes de consumir un bien público, y todo ello sin que tengamos que pagar más. Si se implantara, sin más, sería lo que viene siendo denominado como "repago". Personalmente estaría a favor de un copago sanitario y farmacéutico (siempre, insisto, siempre simbólico), y de otros servicios públicos, pero tendría que existir algo que equilibrara este aumento de la presión fiscal, porque ya pagamos dichos servicios con nuestros impuestos. ¿Cuál puede ser esa medida que equilibrara? Pues bajar los impuestos con los que se financia hoy todo. En el IRPF actual (impuesto progresivo por excelencia) hay una cuantía denominada mínimo personal y familiar recogida en el art 56 LIRPF por la que no se tiene que pagar impuestos, ya que esa cantidad se entiende necesaria para sufragar una vida digna. Variando ese mínimo personal se equilibraría una cuantía con la otra. La diferencia es que cada vez que hiciéramos uso del servicio público tendríamos la oportunidad de ahorrarnos ese copago simbólico, haciendo un uso más responsable, ya que no sería "gratis total". Al final, todos pagaríamos lo mismo, o menos, y se produciría un consumo inferior de medicamentos, que cuestan mucho más que ese precio simbólico utilizado para el copago.
Madrid es la Comunidad Autónoma en la que menos IRPF se paga al ser inferior la parte que gestiona la Comunidad en todos los tramos de la renta (por lo que se mantiene la progresividad de la rebaja fiscal). Por ello pienso que en Madrid es lo que se ha hecho, ya que no se han bajado los impuestos, sino que eran más bajos, y no se han subido como en otras Comunidades ante la disminución de la recaudación fiscal por la crisis.