...que decía Unamuno. Esa persona
con la que a veces me siento identificado hasta que recuerdo que era un genio.
Me duele España porque veo un
panorama feo feísimo, desde la “perfecta” Alemania en la que hasta dentro de un
par de meses viviré. Me llegan noticias de mucha gente en paro, alguna persona
muy cercana, el reflejo de una realidad de 5 millones de personas en nuestro
país. Miserias, tristeza, impotencia y… ¿culpa?
Cada uno sabe qué hacer con sus
dineros, qué hipoteca pedir, o qué hacer con su formación. Pero hay cosas que
ya pasan de castaño oscuro, y
determinadas personas no pueden irse de
rositas. Ha habido fallos en el sistema y a la realidad me remito. Si
alguien me dice que el sistema es así, que ha funcionado bien pero que hay
ciclos, yo le digo que vaya mierda de sistema, con perdón.
La información ha brillado por su
ausencia en la venta de productos financieros, y la gente no ha sido consciente
de lo que implicaba una hipoteca de estas que te ponen los pelos de punta. Irresponsabilidad
del que acudió, y geta del que lo concedió, con ciertas dosis de yo coloco este
fondo de inversión o estas preferentes y si te he visto no me acuerdo.
Una pena para todos, y una
culpabilidad compartida de este asesinato a la pobre víctima que nada tenía que
ver: España. Cuchilladas por doquier entre mi compañera Ángela –Merkel- y los
socios nacionalistas que renuncian antes a sanidad que a embajadas. Disparos de
políticos corruptos, irresponsables, que han aplicado políticas de derroche
cuando había que guardar para las vacas flacas. Puñetazos y patadas en los riñones de
sindicalistas y empresarios que jamás miraron por el bien común (o de los
suyos). Navajazos de ciudadanos que
siempre preguntan por el ¿y para mi qué? mientras engrosan las listas del paro
a la vez que tienen sus trapicheos en B por otro lado. De cada grupo son unos pocos, pero
entre todos se han bastado para anunciar la muerte, asesinar y enterrar el cuerpo.
Y ahora vemos esto. Deudas, paro,
desahucios, lágrimas, nefastas gestiones e incluso sí, hambre. Hemos pasado de
comprarnos el pisito en la playa a pedir un kilo de arroz a Cáritas.
Por esas personas me duele
España. Y es que a veces, comprendo por qué mi amiga Ángela no quiere dejar
asomar ni un solo euro alemán por nuestro país.
“A veces, el silencio es la peor mentira.”
Miguel de Unamuno
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